Informe anual AlSur 2024

El año 2024 nos dejó con más sombras que luces con respecto al balance de los derechos humanos en entornos digitales. Fue un año marcado por múltiples vulneraciones en conflictos políticos y sociales, retrocesos en el cumplimiento de derechos fundamentales y mayores tensiones entre Estados y las plataformas. También, tuvo como protagonista la elaboración de varios instrumentos internacionales como el Pacto Digital Global y la Convención Internacional contra los Ciberdelitos—ambos con varios aspectos criticables y cuyas razones argumentamos más adelante. 

Ese contexto fue desafiante para las organizaciones que trabajamos en la intersección de tecnologías y derechos humanos, lo cual nos llevó a que fortalezcamos lazos y redoblemos esfuerzos en acciones de incidencia. En este breve post, hacemos un repaso del año.

Nuestra incidencia internacional

En 2024, a nivel internacional, fuimos testigos de la creación de diversos espacios y la aprobación de instrumentos clave para la regulación de Internet a escala global. Como consorcio acompañamos de cerca y participamos activamente en tres de estos procesos:

En la primera mitad del año se llevó a cabo el evento NetMundial+10 en Sao Paulo, Brasil. Este fue un espacio liderado y convocado por el Comité Gestor de Internet en Brasil (CGI.br) para reunir a actores gubernamentales, técnicos, académicos, empresas y organizaciones de la sociedad civil a nivel global, reafirmar los principios de una gobernanza de Internet abierta, inclusiva y participativay dar un mayor protagonismo al Sur global en la gobernanza de internet. Su resultado fue una Declaración de 10 principios que retomaron varias de las ideas con las que se convocó NetMundial hace una década atrás. 

Entre julio y agosto, se retomaron las conversaciones sobre la Convención Internacional de Ciberdelitos, documento que dejó muchas preocupaciones debido a su retroceso en varios puntos que consideramos esenciales. Varias de las organizaciones de AlSur siguieron de cerca esta discusión e hicieron sus aportes: A pesar de ello, el texto aprobado legitima la vigilancia masiva, habilita la criminalización a nivel nacional e internacional y supone retrocesos a varios estándares de derechos humanos. Por esta razón, generamos un posicionamiento llamando a los gobiernos y sus delegaciones en América Latina, a tomar en cuenta estos riesgos a la dignidad de su ciudadanía y la soberanía de sus naciones. Un nuevo tratado no debe validar la criminalización de conductas legítimas, ni las prácticas de vigilancia intrusivas que socavan los derechos humanos y la igualdad de género.

Pocos meses después, en septiembre, luego de más de dos años de trabajo, se publicó el Pacto Global Digital (GDC, por sus cifras en inglés) en el marco del Summit of the Future. Entendemos que el Pacto Digital Global fue una oportunidad clave para construir un plan de acción global que dé cuenta de las múltiples desigualdades que afectan nuestras sociedades e impiden a grupos enteros de nuestra población beneficiarse de los avances tecnológicos. Por tanto, este fue un instrumento que hemos seguido de cerca y al cual hicimos varios aportes a lo largo del tiempo. En nuestras contribuciones enfatizamos algunos puntos que consideramos clave teniendo en cuenta la realidad latinoamericana: la necesidad de respetar y aplicar los derechos humanos en el contexto digital; la urgencia de avanzar hacia compromisos concretos con la conectividad significativa; la importancia de la protección de datos y la relevancia de marcos regulatorios basados en derechos para abordar el avance de la inteligencia artificial. Nuestra visión es que el marco de derechos humanos y una perspectiva transversal de género son fundamentales para la construcción de un acuerdo que apunte a un futuro digital equitativo y justo para todas las personas.

En su última etapa de discusión, organizamos dos espacios—una reunión preparatoria en línea en el mes de  agosto y un side-event presencial en la ciudad de Nueva York—para poder discutir con delegados/as de varios países de América Latina, sobre sus perspectivas con respecto a la futura implementación del GDC. Parte de ese proceso fue registrado en una publicación de blog. A lo largo de estos encuentros se resaltó la importancia de la conectividad digital significativa, a la vez que se enfatizó la necesidad de crear capacidades para la gobernanza de la IA y de preservación de internet como una red interoperable y segura. También se mencionó lo complejo de sostener las negociaciones debido a las visiones diferencias respecto a los acuerdos claves que se requieren.   En conjunto, se estableció la importancia de mantener la gobernanza de internet desde un debate de múltiples partes interesadas (multistakeholder), y reconocer los mandatos de espacios que ya existen, como el IGF, WSIS, entre otros. 

No obstante, el GDC dejó un sabor a poco, con resultados decepcionantes en varios temas y  con dificultades para la participación de actores no estatales, lo que hizo que varias organizaciones de AlSur se sumen a la preocupación global sobre el proceso de implementación.

¿Hacia una regulación de las IA?

El 2024 vio como la discusión sobre la regulación de la inteligencia artificial (IA) se intensificó a nivel global y con mucho énfasis en América Latina. Diversos países de la región empezaron a tener discusiones al respecto, y en otros, como es el caso del reciente avance en Brasil, esta exploración ya está un poco más madura. 

Aunque es difícil hacer seguimiento y estar a la par de todos los procesos, sobre todo con nuevos avances tecnológicos cada vez más acelerados, hicimos un registro de la situación de la regulación en algunos de estos países. En Latinoamérica se ha promocionado a las tecnologías de IA con una narrativa de desarrollo económico y social. Sin embargo, la omisión de un diálogo articulado entre las entidades del Estado y con las organizaciones de la sociedad civil dibuja una compleja cartografía de preocupaciones éticas, metodológicas y hasta epistemológicas en relación con la regulación de la IA en los países de la región.

Sobre la base de estas apreciaciones, a principios de año terminamos un primer análisis a partir de estudios de caso en Brasil, México, Perú y Colombia, los cuales fueron incluidos en nuestra más reciente publicación: “Los caminos regulatorios para la IA en América Latina”.

Queremos un AlSur más preparado para el futuro

Este año desde AlSur fortalecimos más nuestra estructura interna, orientándonos a dar pasos más concretos para consolidarnos. Un primer reto ha sido generar una estructura de gobernanza más clara a partir de nombrar un Comité Ejecutivo que es liderado por Heloisa Massaro (InternetLab) y Ramiro Alvarez Ugarte (CELE) que acompañan la toma de decisiones y la ejecución de acciones por parte de la Secretaría Ejecutiva, a cargo de Cristian León. Asimismo, por primera vez AlSur cuenta con una persona especializada en la parte de incidencia internacional, Carolina Botero, quién está ayudando a impulsar estrategias cada vez más articuladas basadas en la experiencia y conocimiento de los miembros del consorcio. 

Con esta estructura, AlSur ha logrado dinamizar más sus acciones, afianzar sus capacidades y generar un propio ritmo de articulación. Esto se visibilizó en el hecho que 2024 fue el año en el cual el consorcio pudo tener más encuentros presenciales y virtuales, restableciendo grupos de trabajo específicos para diferentes fines, logrando un mayor alcance en foros internacionales. Hacia 2025 y 2026, buscamos seguir dando pasos en esta línea a través del desarrollo de una estrategia de gobernanza y fortalecimiento institucional.

A la par, también se pudo replicar varias de nuestras buenas experiencias pasadas. Así, en 2024 se volvió a organizar - por segunda vez - el curso denominado de “onboarding”, el cual es un espacio interno que se creó para que las organizaciones miembro de AlSur puedan acelerar el desarrollo de capacidades de sus equipos a través de formación con especialistas internacionales, así como estrechar lazos de colaboración. Se prevé que el siguiente año, este curso pueda expandirse y abrirse a otras organizaciones de América Latina.

En 2025 el panorama global estará definido por la puesta en marcha de acuerdos clave y el avance de procesos internacionales como la Cumbre Mundial sobre la Sociedad de la Información (WSIS+20) que reflexionará sobre sus 20 años de avances. Este foro será fundamental  para subrayar la importancia de la participación significativa de la sociedad civil y para promover una conectividad más inclusiva. También será el año que comience la implementación del Pacto Global Digital y se susciten más certidumbres al respecto, y que también se ratifique y profundicen las discusiones en torno al Convenio internacional contra los ciberdelitos. 

Todo esto demandará que como sociedad civil podamos profundizar aún más nuestra capacidad de incidencia, activismo y defensa de los derechos humanos en entornos digitales y que logremos tejer  lazos más fuertes no solo a nivel de nuestro consorcio, pero también más allá de este.  Ratificamos así nuestras convicciones para buscar un futuro digital más justo, inclusivo y democrático.